jueves, 29 de septiembre de 2016

Asleep

Eran las 4:48 de la madrugada.

Ella caminaba descalza en la helada y húmeda arena de la costa, con lágrimas en sus ojos que la brisa borraba con discreción. Escucha Asleep de The Smiths mientras camina de vuelta al hotel.

La calle parecía hecha solo para ella… estaba sola, sin autos, ni personas, ni tan siquiera un gato que rompiera el silencio. Baja la mirada hacia el rayado de cebra y sube la mirada hacía el semáforo que está en rojo. Enseguida se dibuja una sonrisa pícara en su rostro, suelta sus zapatos en la acera y corre al medio de la calle a cantar la canción lo más fuerte que le es posible – There is another world, there is a better world. Well, it must be! – Suspira y se recuesta justo bajo el semáforo a disfrutar el resto de la canción mientras ve unas tres estrellas que resaltan del profundo color del cielo. Una de las estrellas era ella, el otro par eran las otras dos personas que estaban haciendo lo mismo que ella en ese momento (según su imaginación).

Asleep llega a su final –Bye… bye. Se despide de su entorno antes de volver a su habitación de hotel.

5:00. Se abre el elevador en el piso cinco y frente a ella hay un chico que por su ropa, podría decirse que va a trotar. Ambos entrecruzan miradas y siguen su camino; él sigue la estela de arena que Zee dejó minutos antes y ella entra al baño para quitarse el agua salada. Cierra los ojos para volver el tiempo atrás, para hacer pasar el tiempo más rápido.

Antes de irse a dormir se asoma por el balcón y casualmente está Patt trotando en la acera dónde sus zapatos habían estado. Cierra todas las cortinas y obstruye cualquier acceso de luz.

10:35 la hora del desayuno está a punto de terminar.

Zee se levanta de la cama sobresaltada. Patt sale de su ducha helada sin expresión facial aparente pero en sus adentros solo quería algo de calor… un café sería perfecto.

Los mesoneros recogen las mesas, limpian los restos y barren el suelo mientras aún hay dos o tres personas tomando el desayuno. Pronto serían cinco personas. Solo hay una mesa que no han recogido aún y ¡Patt la quería! Sin duda Zee también. A pocos metros de distancia se dan cuenta que la solución es desayunar juntos. –Hola, mucho gusto mi nombre es. –Patt, lo sé, mucho gusto. Mi nombre es Zee. Patt estaba un poco asombrado pero no demasiado como para preguntar.

Mientras sirven su desayuno hay silencio, pero una vez que llega la comida comienzan a hablar –Eres tú la chica que cantaba Asleep y que esparció la arena en el lobby ¿no? –En persona. –Pareces diferente… ¿de dónde eres? Del inframundo, en realidad, no muy lejos de aquí. Donde la muerte es vida y la vida es nada más que un ciclo de almas y espíritus, pensó. –Inglaterra. –Pensé que tu acento era más bien australiano ¿Qué tal estuvo tú madrugada Zee? Borrosa, como siempre. Nunca veo lo que realmente hago, da miedo ser la hija de la muerte y no querer ser la que pare los relojes de arena… no es justo. Tal vez por eso vivo como mortal, bueno al menos parcialmente, dijo en sus adentros. – ¡Entretenida! ¿Te gusta The Smiths Patt? –No son mis favoritos pero James Morrison canta muy bien. El silencio solo es interrumpido por el ruido de los cubiertos sobre el plato. –Su nombre es Steven Morrisey, pero está bien.

–Suenas muy acertada para parecer alguien que no sabe lo que hace Zee.

–Igual que la muerte Patt. 


viernes, 29 de julio de 2016

¿Dónde estamos?

20:10.

Estábamos cenando Batikoff y yo, sin ánimos, sin muchas palabras.

Hablábamos de ir a alguna parte que no hayamos visitado antes, de conocernos más y de hacer locuras… como robar un banco, tal vez.

Al cabo de unos minutos sonó el teléfono y ambos nos miramos las caras como diciendo – ¿Quién molesta a esta hora? – Entonces contesté y escuché una voz infantil, imaginé que era un niño de 9 años aproximadamente –Hola ¿recuerdas con quién pasaste las vacaciones el año pasado?– ella piensa un momento y responde – ¡claro! Te recuerdo– el niño guardó silencio unos segundos antes de responder –No soy esa persona, llamo de parte de esa persona. No se encuentra aquí ahora, pero me pidió que te diga que los busques, él te necesita ahora–.

Cuelgan el teléfono del otro lado e instantáneamente ambos recibimos un texto de un contacto desconocido, sin nada más que números.

Batikoff preguntó – ¿ahora en qué nos metiste? – Abby respondió –en algo nuevo ¿no querías divertirte? Él dejó caer su tenedor en el plato, sorprendido – ¡Son coordenadas! Y nos llevan a la frontera, mujer ¿sabes lo que pasa en la frontera? – Ella se encogió de hombros intentando buscar el lado bueno –algo… ¿divertido? – Él suspiró –está bien, vayamos– la chica se levantó para abrazarlo. – ¡Yay, iremos a la frontera! – Él la miro por el rabillo del ojo –si muero, quedará en tu consciencia Abby– ella ladea su cabeza diciendo –si morimos, querido Batikoff no tendremos consciencia– concluyó con un beso al aire.  

Batikoff tomaba una ducha al tiempo que pensaba en el viaje que estaban a punto de emprender. Pierde la noción del tiempo bajo el agua, muchas cosas pasan por su cabeza justo ahora, entre ellas Abby, que no es su novia, no es su familia, no es su mejor amiga solo alguien que de una manera u otra, lo complementa.

Abre la puerta y he ahí la sorpresa de encontrarse con Abby –Lo siento, Rob (Batikoff) yo solo… iba a preguntarte qué querías cenar– Él se acerca hasta estar a centímetros de ella –A ti– ella lo mira a los ojos –Rob ¿estás bien?– Batikoff la carga colocando ambas manos en sus nalgas y besando su cuello –Rob… no deberíamos– él se vuelve hacia ella, llevándola a la cama –romperlas reglas siempre se siente bien–. La desviste como si de un arte delicado se tratase, sin embargo el deseo sexual es mayor. Abby comienza con una felación, preliminares nomás. Rob la voltea hasta colocarla frente a él – ¡AH! – Rob no para, solo cambia el ritmo de la penetración – ¿Eso te molesta Abby? – ella cambia de la clásica posición en cuatro patas a una más… provocativa. Baja sus brazos hasta apoyarlos por completo en la cama y levanta un poco más los glúteos –Soy tuya, sabes cómo me gusta Rob– él la toma por el cabello y coloca su otra mano en la cadera de la chica –Si, lo sé– penetra con fuerza y con ritmo desigual.

Él está a punto de llegar al orgasmo y Abby lo sabe. Ella se levanta y toma un par de esposas que estaban bajo su almohada – ¿qué estás haciendo Ab…–  cubre su boca con una mano mientras introduce el pene de Rob dentro de ella, ahora cubre su boca con ambas manos y con movimientos de cadera, subiendo y bajando se apodera de la situación. Abby quita ambas manos de la boca del chico para sacar un flogger, él ve sus intenciones y actúa rápido. La coloca boca abajo contra la cama, con su mano izquierda sosteniendo la cabeza de Abby y con la derecha toma el flogger, los primeros latigazos son algo dolorosos pero resultaba ser un castigo excitante, Abby se estremece y se retuerce de placer –te gusta ¿no Abby?– Esta distraído, ella ve la oportunidad. Abby se va sobre él, rodeándole cuello con el flogger, pero evidentemente él es más fuerte y se coloca sobre ella para finalmente penetrarla hasta el fondo, sin descansos, sin sutileza. Ella gime sin parar, sus músculos se tensan, la espalda de Abby se arquea, el abdomen de Rob se contrae y una expresión de satisfacción se nota en sus rostros. Han llegado al tan esperado orgasmo, juntos.  

8:00

A la mañana siguiente, el taxi los deja justo en la parada del bus, al poco tiempo llegó el bus. Entramos y se sentía extraño… todos estaban vestidos con pieles de animal, aún podía oler la sangre y… no era un olor desagradable. Rob y yo desentonábamos en relación a los otros, no llevábamos equipaje ni mucho abrigo, solo lo esencial.  El transporte no tenía asientos y no representaba mayor problema hasta que pasaron un par de horas de camino y comenzó a granizar. Las ventanas estaban selladas, nos asfixiábamos.

En eso el bus hizo la primera parada, abrió sus puertas aún en marcha y dejó caer a una pareja. El chofer reía a carcajas y a mí personalmente me dejaba de parecer divertido nuestro viaje. Me acerqué a Rob y susurré mientras tomaba una bocanada de aire –tengo miedo– En ese instante, el chofer se detuvo. –Hasta aquí llego ¡Buena suerte almas perdidas!– en ese momento todos corrieron despavoridos del bus como si su vida dependiera de ello, nosotros los seguimos pero justo antes de salir el chofer dijo entre risas – ¡nadie sobrevive en este mundo, idiotas! –.

Vimos cómo las rocas del suelo se movían de forma horizontal, como puentes móviles –Abby ¿qué es este lugar? – ella se quedó sin habla, estaba pálida.

Los pasajeros que viajaron con ellos saltaban a las rocas móviles buscando un camino. Pero ¿hacia dónde? Abby temblaba –no me sueltes Rob– él la abrazó y tomó impulso para saltar –no lo haré–. Sus compañeros de viaje comenzaban a caer, unos sobre otros, se oían sus huesos crujir, sus gritos ahogarse en el vacío, veían la esperanza desvanecerse de sus ojos. Entonces Abby consiguió un patrón – ¡Rob! ¿Ves eso?– él ubica lo que ella señala –sí, lo veo ¿qué significa? –. Como flashes vinieron recuerdos a ella, un nombre, una cara, un símbolo y una despedida.

Ella tomó el brazo de Rob y comenzaron a saltar siguiendo los símbolos que brillaban sobre las rocas –éstas personas no son personas Rob, son nuestros miedos, somos nosotros, este lugar… es el universo que hemos creado en nuestras mentes ¿ves el reflejo del sol en las rocas? Ahora mira al cielo, esta oscuro y cubierto de nubes grises– Rob –esto no está pasando–. La roca se parte a la mitad y Rob cae – ¡Abby! – ella lo toma de la mano pero el peso la hace caer también.

Justo antes de caer ven algo aterrador e impresionante a la vez. Lo último que sienten es una fuerte presión en sus pechos y poco a poco sus extremidades pierden sensibilidad. Cierran los ojos antes de impactar y al abrirlos, están en sus habitaciones respectivamente. Corren a la habitación del otro y se topan en el pasillo.  – ¿qué carajo acaba de ocurrir? – Abby tiene la mirada desviada Era él Rob… venía por mí– él la mira y se acerca para abrazarla –Ay no, Abby ¿otra vez él?– la chica rompe en llanto. Batikoff levanta su mirada para hacer contacto visual –Abby, no estés nerviosa, él ya se fue… prepararé el desayuno, prometo que haré que olvides éste mal rato. Eres una chica fuerte–.

9:09

Ambos ya han retomado su sentido del humor, se hacen bromas como de costumbre mientras desayunan cuando de pronto suena el teléfono. Rob contesta ésta vez y lo coloca en altavoz.



–Hola ¿recuerdas con quién pasaste las vacaciones el año pasado?


domingo, 3 de abril de 2016

Una tarde con mis demonios

8:00

Lynn entra al auto, con el desayuno a medio comer. En la radio suena “Archie, marry me” de  Alvvays de camino a la universidad.

10:45. Termina la clase.

Se despide de sus compañeras y va retocarse el maquillaje antes de su reunión con un cliente. Recibe un texto – ¡Hola! Lynn ¿dónde nos vemos hoy? – Lo lee y justo antes de responder se presenta su cliente.

11:45. Él se desespera y marca por décima vez a Lynn.

Matt – ¿dónde estás? Llevo esperando como…– Lo interrumpe –voltea Matt–. Se saludan y suben al auto. El tráfico les da tiempo de hablar, ponerse al día. En secreto se desean mutuamente, por fortuna son grandes mentirosos así, en este caso pasan desapercibidos entre los conocidos.

Llegan a casa. –Lynn ¿qué veníamos a hacer? – Ella lo desnuda con la mirada.  –Ibas a reparar mi laptop– él sostiene la mirada con ella y responde mientras coloca sus manos en la cadera de la chica  –Es cierto– Matt está inmerso en la computadora cuando de pronto, siente un escalofrío en el cuello… luego torpes intentos de desabrochar su pantalón. Los besos en el cuello se vuelven más intensos y el placer hace su tan esperada aparición en el dormitorio. Lynn levanta los brazos frente a Matt, él le quita la blusa, el brassier, besa sus pechos, haciendo que ella arquee su espalda. En unos momentos están quitándose el resto de la ropa y acercándose cada vez más a la cama.

Ella gime sin cesar sobre el hombro del chico, el innegable encuentro carnal fluye con frenesí. Él la sujeta con gran fuerza, como si sus brazos no quisieran dejar ir al cuerpo que sujeta, a esa chica que conoce todos sus deseos y adivina hasta sus más extrañas fantasías. – ¿qué haremos cuando tenga que irme Lynn?– ella cambia de posición a una más dominante –no pensemos en eso, vive el momento– susurró a su oído y posteriormente haciéndole un oral que hace el tiempo más rápido, las sensaciones mas intensas, las caricias más atrevidas, él la recorre desde los muslos pasando por los glúteos, estimula su clítoris, ella gime fuerte… clímax.

Exhaustos se tumban en la cama nomás que a mirarse a los ojos, reviviendo lo sucedido hace unos segundos, devolviéndole la inocencia a las caricias. Dulces besos en la frente.

Colocan música, suena “Walking on a pretty day” de Kurt Vile. –Eres increíble– Lynn se muerde los labios, desvía la mirada tímidamente, se levanta abrochándose la blusa. – ¿A dónde vas?– Se coloca una última vez sobre él, mueve su cadera de manera envolvente con intenciones de despedirse, besando su cuello, tocando su pene, besándolo, una felación es inminente. 

15:00. Se despiden.

Lynn –justo esto necesitábamos– Matt –sexo– Lynn –no, una tarde de placer con nuestros demonios– Matt – ¿de qué hablas?– ella suspira –no lo entiendes ¿verdad? yo soy uno de tus demonios– Matt –No lo digas de esa manera– Lynn –no hay otra manera de decirlo, soy todo lo que amas y por eso me odias, por eso no hay un "tú y yo"–

El resto del día se torna extraño, Matt concilia el sueño temprano.


Un ruido ensordecedor, seguido de una luz blanca segadora… el despertador, la luz del amanecer filtrándose por la ventana.

Solo otra vez.





domingo, 28 de febrero de 2016

No soy lo que parezco

8:53. Sala 7-A de la torre Kingsley-Fawkes.

Hasta ahora son, tres chicos y una chica. Todos se miran a los ojos excepto ella, que ignora su entorno sumergida en el navegador de su celular. –Ok ¡ya me harte de esto! llevamos más tiempo aquí del que deberíamos. Expresó uno de los desesperados muchachos –Silencio. Dijo la chica. – ¿silencio? A ti probablemente te gusta perder el tiempo, es más ¡ni siquiera encajas aquí! Solo mírate.

Los demás le dieron la razón al alterado chico. –No nos harán pasar hasta que contemos nuestras historias  – ¿Tú qué sabes? Preguntó el. – ¿ven las cámaras? Ya empezó la entrevista. Los demás miran alrededor buscando las cámaras. –Estás ciega además de loca, aquí no hay nada. –Que no las veas no quiere decir que no están. Él se coloca frente a ella desafiante, ella lo mira con lástima. Zimos uno de los chicos dice –ok, ok está bien. Vamos a calmar las cosas aquí ¿quieren saber nuestras historias? Pues hagámoslo. –Él es inteligente. Dijo la chica a los demás.

Respiran y se acomodan en sus sillas –Bien, empecemos en orden de las agujas del reloj. Dijo Zimos. –Empieza tú. Susurró alguien.

La chica levanta la mirada de la pantalla de su celular para ver el rostro de Zimos.  –Como quieras… mi nombre es Simon Austin, soy abogado egresado de Harvard. Autodidacta en otras ciencias ¡El siguiente! –Mi nombre es Nicole Kelevra, investigadora. Es interrumpida por el hombre a su lado por tos sobreactuada –Como decía, aprendí a programar tratando de hackear la base de datos de la estación de policía donde tenían a mi hermano. Me tomó dos semanas aprender a hacerlo, y tres años manejarlo a la perfección, me contrataron para seguridad nacional, era eso o la cárcel. – ¿Y esperas que te creamos todo eso? ¡Qué gran imaginación tienes niña!

Una pausa hace la chica para… ¿respirar? –Claro, tengo una gran imaginación Benjamin Clarkman, no es necesario que nos cuentes de ti. Yo lo haré. –La sonrisa del hombre, se borra instantáneamente. –Querías estudiar ingeniería mecánica pero tu padre es programador, así que te inscribió para ingeniería en sistemas. Te encarcelaron una vez por hackear el sistema de un bar, pero papi con su dinero y mami abogada te sacaron antes de que saliera a la luz, desde entonces trabajas en lugares impuestos por ellos. K-2 o Charles Phan diseñador de páginas web, aficionado al diseño industrial, hacker en su tiempo libre. 

Todos quedan helados y pensantes. – ¿qué te molesta tanto? Preguntó Zimos –la gente que teme ser autentica, los que son marionetas de la sociedad. Ustedes en pocas palabras. –Eres fría. Dijo Ben –No eres el primero en decirlo.

Todos se quedan pensando un momento –No, es cierto ¡Piénsenlo! todos somos hackers, en diferentes niveles pero lo somos, tal vez solo nos están probando. K-2 Dijo –Tal vez ya lo saben. –Respondió Ben. –Para qué nos traerían aquí entonces. Dijo K-2. Zimos entendió sus intenciones –Querían saber nuestro lado de la historia. Querían confesiones de lo que hicimos. Nicole se coloca los audífonos, escuchaba “Heaven knows” de The pretty reckless. – ¿Cómo puedes estar tan tranquila? –Ella sonríe triunfante y suelta una leve risa. –Está bien chicos, terminó la entrevista. Salen a la vista las cámaras y pantallas que muestran lo ocurrido en la sala recientemente. Abre la puerta. –Soy su nueva jefa. Dijo mientras se abrochaba la identificación al pantalón.

Se aleja encendiendo un cigarro. El eco hace que su voz se escuche inesperadamente sensual– ¡vamos! No hay tiempo que perder ¿oh si?  



sábado, 6 de febrero de 2016

Querida anarquía

19:44 hace unos minutos empezó el toque de queda y es el momento perfecto para que mis chicos y yo salgamos a dar un paseo.

Bajo por las escaleras de emergencia sin dejar rastros ni llamar la atención, ventaja de tener pies ligeros. Cada aproximadamente 50 metros una persona más se agrupaba con nosotros, todos éramos muy buenos en algo, diferentes, excluidos y rechazados por la sociedad. La desobediencia a las reglas era todo un placer.

Esta noche le jugaríamos una broma al gobierno.

02:52 las cuentas de los corruptos del régimen habían sido vaciadas y depositadas a una cuenta fantasma y entonces a la cuenta de todos los ciudadanos que habían sido estafados. No tenían nada, solo les quitamos lo que el poder les dio: avaricia.

Ansío ver las caras de todos esos cerdos gordos revolcándose de ira. Preguntándose ¿quién pudo hacerlo? Imagino que comenzarán a sospechar de ellos mismos, ¡resucitaran las cruzadas! Rodaran cabezas por los pasillos del corrompido parlamento. Prepararé la champaña para cuando ese momento llegue.

Primer paso para la reconquista del país. 6:59 un grupo de cerdos va a desayunar a su extraordinariamente costoso restaurante favorito. ¡Se han dado cuenta de que sus tarjetas no son más que plástico! Antes de la hora del almuerzo, en las noticias se mostraba el caos que habíamos causado. Una obra de arte, hermoso.

Nosotros empezamos como un pequeño grupo de hackers, luego se fueron añadiendo más rebeldes. Somos como sombras en la noche, casi imperceptibles.

Voy camino a mi casa cuando veo autos negro mate estacionados en la acera, todos conocidos. Cuando pasé por la puerta había máquinas de humo en la sala y una luz roja que se impregnaba en todas las paredes, objetos, rostros… y además, sonaba “nightcall” de Kavinsky. Le daba un ambiente al lugar muy de película retro, sentía que de a ratos las personas parecían bailar en cámara lenta. Podía escuchar mis latidos al ritmo de la música, unas manos alrededor de mi cadera, unos labios besar mi cuello, una respiración tan cerca que me da escalofríos, pero no de miedo, era diferente. Sensual, fantástico.

Susurró – ¿sabes cuál es la diferencia entre el amor y la obsesión? Cuando iba a responder me besó como nadie lo había hecho – ¿quién era éste extraordinario desconocido y por qué me escogió a mí? –oh vamos, la señorita anarquía ¿ya no me recuerda? –joder, quisiera decir que sí, pero no olvidaría su manera de tocarme.

Tres meses después. Se convoca a elecciones presidenciales, al parecer algo los había asustado demasiado como para seguir en el poder, pero ¿qué podría asustar a mafiosos disfrazados de políticos? No lo sé,  pero no me quejo.

La tarde en que se dan los resultados de las elecciones, la señorita anarquía siente que toman su mano y, cómo olvidar esa manera tan particular de tocar. – ¡Eres tú de nuevo! –Shh solo bésame –No hay nada que desee más –Lo siento si no te dejé mi nombre la otra noche, no quería que te interpusieras en mi plan por sacar al gobierno del poder. – ¿Cómo es eso posible? –No eres la única que decidió hacer algo cuando nadie más quiso. La diferencia entre nosotros es que yo trabajo solo, soy invisible, ni tú sabes quién soy. –no te alejes de nuevo, quédate. Ella se coloca de espaldas para ocultar su entristecido rostro –señorita eso no es una posibilidad ahora – ¿por qué no? -silencio absoluto- hay una nota en el suelo. 
                                 
–Nunca estuve aquí.


domingo, 17 de enero de 2016

Entre el placer y las sombras

 Escuchando “Supersonic” de Oasis en alguna parte de Londres estaba Victoria, una chica rebelde que no es lo que parece. Es la más brillante de su clase, domina a la perfección 8 idiomas incluyendo mandarín. Siempre estaba buscando algo nuevo que aprender, los momentos comunes, no lo eran para ella. Un día se detuvo a ver las sombras estáticas que con el pasar de los autos cobraban vida por unos segundos.


Si estabas ahí en el momento indicado verías una coreografía inanimada y sin gracia que te transportaba al mundo de lo absurdo… donde literalmente todo es posible.

Damien estaba allí también, una madrugada cualquiera. Él chico se escapaba a fumar de vez en cuando. – ¡Oye tú! Llegué primero aquí, debes irte. Ella se levanta – ¿quién lo dice amiguito, tu mamá? Podemos compartir. Deja de fumar esa porquería te dará cáncer idiota. –Lo dice la que tiene cara de adicta. Ella se levanta –soy una adicta a las novelas policiales, al silencio nocturno y a lo indescifrable y me enorgullezco de ello. –aquí tienes todo eso y más ¿por qué mirar los autos pasar? –no veo eso chico listo y no tengo porqué darte explicaciones. Nos vemos. Él la mira con desprecio e intriga a la vez.

Pasan pocas noches antes de que vuelvan a cruzarse sus caminos. Café Molly Polly 9:00. Todas las mesas estaban ocupadas pero algún lugar ella conseguiría. – ¡Tú! Chico que fuma, nos vemos otra vez. Ya que somos íntimos amigos, desayunaremos juntos. –No, yo me voy a penas termine mi café. –Está bien por mí, me llamo Victoria por cierto. –apenas se miran– Él discretamente la ve detrás de los mechones azules que cubrían su rostro. –Me llamo Damien. –lo sé, eso dice en tu encendedor, no pareces homosexual así que supuse que era tu nombre. Sin querer, él suelta una ligera carcajada. –Hoy habrá un tributo a Oasis en un bar un poco lejos de aquí ¿quieres venir? –Eso no se pregunta Damien ¡es Oasis! ¿a qué hora pasará el chofer por mí? –haha no me hagas reír.  – ¿21:00? Perfecto. –yo no he dicho la hora. –yo sí, hasta entonces.

20:55.

Llega un taxi y enseguida tocan el timbre. De detrás de la puerta sale una chica que parecía haber secuestrado a la anterior y suplantarla. –Wow te ves hermosa. Susurró torpemente el chico. –Tú no te ves nada mal chico que fuma.

En el trayecto se toman de las manos, se sonríen torpemente y ella se muerde los labios esperando lo inesperado. Él transpira como loco pero logra disimular sus nervios.

La primera canción del tributo es “Stand by me” el resto se convierten en soundtracks de lo que está ocurriendo entre los desconocidos que hacen el papel de conocidos. – ¿te pido algo para beber? –ginebra por favor. Mientras se aleja prepara el típico discurso cursi para ligarse a la chica y cuando está de vuelta comienza “All around the world” y Victoria ya no está. Él inesperadamente se siente mal por ello, la sigue buscando. 38 minutos más tarde y cuatro tragos encima siente que lo toman por la cintura. No hace el más mínimo esfuerzo por saber quién es, podría ser cualquier chica ebria, ya están cerrando con la última canción.

De pronto las manos en la cintura de Damien le hacen caricias, los labios de la chica besan su cuello tímidamente “Because maybe you’re the only one that saves me…” –Te busqué por todas partes. Victoria se encoge de hombros –No buscaste entre las sombras. Aparta el cabello de la cara de la chica –estás loca. Se acerca a milímetros de sus labios mientras él hace caricias prohibidas bajo su blusa –lo sé. Liberan todo aquel deseo reprimido a través de un beso “and after all you’re my wonderwall”.