martes, 30 de diciembre de 2014

No pude mirarte a los ojos.


Un matrimonio joven está por construir la casa de sus sueños celebrando el cumpleaños de su hija. Una nena de 5 años.

Era su aniversario y ambos se tenían sorpresas... estaban ansiosos. Vanessa estaba oyendo en la radio la versión de Creep de Jen Knight mientras llevaba los materiales en el trailer adicional de la camioneta; al tiempo que su esposo zigzagueaba por la carretera y le cantaba a su pequeña hija Creep de Radiohead. Con una voz parecida a la de Shay Liff.

Ambas situaciones parecen sincronizarse en “i wish i was special  you're so fuckin' special” Thomas se detiene a comprarle un helado a su hija, y en el momento que suena “she’s running out again she’s running out… ” Un auto frente a Vanessa se colea haciendo que ella se desvíe e infortunadamente queda entre dos camiones, saliendo bruscamente por la ventana y dejando su cuerpo expuesto. Lo único que mantiene el pesado trailer fuera de su alcance son los camiones y… cuando estos avanzan pasa lo que era de esperarse a pesar de que ella ya estaba inconsciente.

Cuando Thomas y su hija llegan a la casa, lo primero que dicen los obreros de manera insensible es – ¿tenía seguro? Si es así, puede cobrarlo.  – ¿a qué se refiere? Responde desconcertado. –El mayor de los obreros responde –oh, entonces aún no sabe… pues su esposa, según nos contaron falleció en un trágico accidente. –No es posible. Dice entrecortado, entre lágrimas y el regalo de aniversario en manos.

Sin nada más que decir, va con pasos largos a la casa de su tío – ¿supiste lo de Vanessa? –si hijo, me entere hace unos minutos.

Unas horas más tarde, preparan el funeral.

Y para abrir el espacio de las palabras de condolencias, la familia de Vanessa contrata a Louis Vlahakis que por coincidencia canta Creep. Thomas en silencio dice – ¿por qué esa canción? ¡justo esa canción! Debí haber sido yo y no ella. Solloza Chloe, su hija le toma la mano y dice –Mami me dijo que eres el hombre del que ella se enamoró y que siempre va a estar acompañándonos... no estés triste Papi. – ¿cuándo te dijo eso mi cielo? –justo ahora, cuando entramos por la puerta, me lo dijo al oído. Él deja su escepticismo a un lado, dando las gracias imaginando que Vanessa oye; y abrazando a su hija, que le seca las lágrimas.

Al salir de ahí Chloe besa su mano, de la misma manera que su esposa lo hacía. Fue ahí cuando se decidió a ser todo para su hija y no dejarla sola. 

Esa misma noche Thomas y Chloe le escribieron una carta a Vanesa y la quemaron, mientras las cenizas se las llevaba la brisa nocturna.



viernes, 26 de diciembre de 2014

1, 2, 3, bebe.


Una canción puede ayudarte incluso más que un consejo. En ocasiones, hay canciones que te consuelan y te hacen reflexionar acerca de cómo vives. Te serenan…

Justo ahora recordaba que me había olvidado de llamar a alguien importante –de repente me mareo– ¿Qué hago? Fue lo primero que me pregunte, pero ya era tarde. El daño estaba hecho, intenté arreglarlo pero todo lo que iba a hacer era empeorarlo.

Si que me arrepentía de mi error.

Canción tras otra como tragos de tequila bajaban por mi garganta, sentía el estómago revuelto y ansiedad –quizá nervios– sabia que esa llamada era mas que importante y sé  que mañana algo cambiará  –espero que no– es inevitable.

Empece por Get with me de Fit for rivals y luego atravesé por Coming down de FFDP, Built to fall de Trivium, Remembered de BBOSS y finamente me detuve en un playlist de Kodaline. Ya estaba en "mi lugar feliz" sin alcohol y sin hacer cosas que después no recordaría.
Amaba aquel lugar en el que me encontraba, mi zona de confort de hecho. Casi me había hecho olvidar lo que había ocasionado el trago amargo. 

Pensé–el poder de la música varia su intensidad según la persona solo oye o mejor escucha.

Me senté en el sofá más calmada a revisar los papeles del trabajo, –escuchando One day (Kodaline) – el portafolio estaba lleno de lágrimas de hace un par de horas, la tinta corrida ya estaba seca, releí y deseché el borrador arruinado.

Yo solo pensaba en que la imaginación es un arma poderosa, –la música hace efecto en mi me había llevado a creer en cosas que alguien había hecho o no, quizá cosas que hará y, ciertamente no quiero poner a esa persona como “el malo de la historia”, admito que yo también lo he sido alguna vez. Dejo mi sobriedad en manos de la música– tomo mi celular y escribo un texto: “hubiese sido mejor que me dijeras lo que no sentías por mí de una vez y evitar esta situación de te amo y luego te odio”. –auch– No me arrepiento de lo que he hecho, pero he descubierto que mi dulce placer es un arma de doble filo. Ahora corría peligro lo único que podía considerar como una relación seria, aunque tal vez, solo tal vez... así debía ser.

Todas las luces de la noche parecen ponerse en armonía al minuto 3:50 de Chandelier. Hecho un vistazo por el balcón y antes de caer en cuenta, mis ojos se cierran. 2:50 am.

jueves, 25 de diciembre de 2014

El camino es largo


Oigo Illusion de Isbells.

Susurros que ruegan por una conversación digna de llamarse así… una realidad inexistente se materializa en mi mente.

“Cuando no decides, el destino decide por ti”. Le dijeron en un momento oportuno. Ella pensaba que la gente realmente había cambiado, pero recaían en sus viejas costumbres. Eran siempre las mismas respuestas para las mismas preguntas.
¿Aburrido?
Era aburrido sentirse ajeno en su propia casa, hacer las mismas cosas, oír los mismos disgustos. Ella es de esas personas que ha aprendido a decir –he pasado tanta pena que ya pocas cosas son las que me hacen sentir avergonzada. A veces no me importa lo qué digan los demás porque hasta ellos saben que se equivocan.

Ella ama y quiere ser amada. Pero la realidad es que el mundo se ha desacostumbrado a ella, las cosas han cambiado tan rápido como olvidas el nombre de una canción que oíste en la radio. El deseo de ser ella misma, en un mundo donde no pertenece al montón y lo convencional se ve lejano pero, “querer es poder” ¿cierto?  –Se aferra a ese dicho–

Algunos quieren ser recordado por las masas, marcar la diferencia en el mundo. Pero otros lo único que desean es tener a los pocos que en serio le aprecian cerca. Puede que su nombre no sea papá, a veces tampoco es mejor amigo.

Hasta ahora las cosas siempre se han calmado, ella se ha equivocado y ha tenido razón.

La música puede que ayude un poco al momento de distraerla, pero en el fondo le da más fuerza para decir –sé a dónde voy y cómo llegar. Será difícil, pero no voy a parar.

Este es el momento en que esa chica se pregunta “¿Cómo quieres ser recordada? ¿Por tu silencio o por tu voz?”

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Cartas a Evan


Evan, después de tu declaración muchas cosas cobran sentido. Finalmente entiendo por qué te amo tanto y nunca supimos si éramos novios, amigos… o los dos.

Es que –me sonrío imaginándote– si me lo hubieses comentado sabes que lo comprendería perfectamente. Ahora eras no solo mi dulce niño consentido, sino que ahora podía tratarte como tal.

Después de todo, debido a nuestra diferencia de edad, esto se dificultaba ya que son casi 10 años de diferencia. Tu con unos tiernos 19 años y yo pisando los 28... –Querido Evan–

Recuerdo esa vez que me llamaste llorando porque no sabías qué te pasaba y te dije que la homosexualidad no es nada malo. Naciste amando al mismo sexo, eso nunca cambió y me alegra de que hayas elegido bien, nadie puede obligarte a amar, solo tú decides y te apoyo, es más, te diré algo curioso. Cambiando un poco de tema.

Me parece que la foto de ese chico que me mostraste hace un tiempo lo vi en un viaje que hice recientemente en barco. No estoy del todo segura, pero aun si no fuera él, me atrevo a decir que parecía una persona interesante.

Usaba shorts playeros y una camisa con una jirafa en bicicleta, no puede evitar sonreír una que otra vez; tenía un sombrero de esos que usan en los safari y un tatuaje de un atrapa sueños en el antebrazo.

Lo que me pareció más “cool” de él es que al igual que yo, tenía los audífonos puestos, un libro en mano y de vez en cuando cerraba los ojos para sentir la paz del mar –eso quise pensar… porque eso era lo que yo hacía– en un momento de valentía le tome una foto mientras se reía, era como si estuviera posando para mí. Y para ti.

Al parecer se dio cuenta –que vergüenza– porque cuando voltee a verlo tenía la lente en mi dirección, tal como había hecho yo hace unos momentos.

Me quede oyendo Shell de Few  Bits con los ojos cerrados sintiendo la brisa marina. Cuando los abrí no había nadie a mí alrededor, todos estaban viendo algo. Me asome y eran delfines –sonreí y reí de emoción, como un niño abriendo un regalo de navidad– me sentí tan alegre que no tome fotos, sabía que mi cámara no podía capturar la belleza natural que mis ojos si podían. Que gran sorpresa que al voltear a la izquierda ahí estaba él, mirándome.

Fueron tal vez fracciones de segundo, pero valió la pena el recuerdo.