sábado, 6 de septiembre de 2014

Historia de un tatuaje. "Coming Home"


Una tarde como cualquiera en el local. El zumbar vespertino de las agujas, el olor a talco de los guantes, personas que tienen siempre algo en común.  El deseo de tatuarse. Algunos por moda, en cambio otros quieren tatuarse parte de la historia de su vida. Algo significativo.  

En la hora que los tatuadores se van a comer algo, entra una chica. El local está solo a excepción del veterano Jonathan. – ¿se te ofrece algo? Pregunta sin hacer contacto visual, enfocando su mirada en un dibujo para otro cliente. –puedo volver más tarde… veo que estas ocupado y no hay nadie además de ti. –estoy por terminar, puedes sentarte en aquel puf. –El único puf. Pensó ella, después de mirar alrededor y ver solo un asiento verde neón.  

Aproximadamente cinco minutos luego Jonathan se levanta, estira sus extremidades y pregunta en un bostezo. – ¿en qué puedo ayudarte? –quisiera tatuarme esta frase. Arrastra sobre la mesa un papel arrugado y algo manchado por carboncillo. – ¿Coming home? –sí, lo quiero en el antebrazo. –es una canción de Kaiser Chiefs. –No es solo una canción. –bien. Se lleva el boceto a la mesa de dibujo. –me contaras cuando te lo tatúe… me tardare unos diez o quince minutos en hacer de esta frase algo bueno. –De acuerdo, esperaré. Vuelve a sentarse y saca un libro de su bolso.

Pasan los diez minutos. –no te ofendas. Dice dejando el plumón en la mesa y ladeando la cabeza. –pero no te ves como una persona que se haría un tatuaje. –no me ofendo. –entiendo… mi nombre es Jonathan. –Mucho gusto Jonathan. Dice estrechando su mano; el hombre se queda un poco confundido. – ¿no me dirás tu nombre? Dice soltando una sonrisa, no necesariamente de felicidad. –Lo siento, estoy distraída. Me llamo Miranda. –Gusto en conocerte Miranda. La chica le sonríe tímidamente. Ella se recuesta en la camilla y comienzan a llegar los demás tatuadores. Todos saludan a su colega y él hace lo mismo.

Clava su mirada en la de Miranda, que se sonroja. –no estés nerviosa, he tatuado a cientos de chicas. –no estoy nerviosa por el tatuaje. –es pequeño. –lo es. Las agujas se ponen en marcha y la tinta comienza a hacer su trabajo. –cuéntame, ¿por qué una canción de los Kaiser Chiefs?  – ¿quieres que te cuente la historia larga o la corta? –esto tardará, cuéntame la larga. La chica suspira al mismo tiempo que sus ojos comienzan a lagrimear. Él se detiene para pasarle una servilleta y seque sus lágrimas. –gracias. Dice sosteniendo la servilleta. –si no quieres contarme lo entenderé. –no, quiero contártelo. Nunca se lo he dicho a nadie. Jonathan se sorprende al oírlo. –pues, te escucho. –Hace aproximadamente unos seis meses, a fines de febrero si mal no recuerdo estaba oyendo playlists en YouTube para distraerme un poco, descubrir nuevas canciones… y de pronto oí Coming Home. Se me iban las tardes oyéndola, bastaba oírla para mejorarme cuando me sentía triste; hace años murió alguien a quien yo amaba, compartíamos los mismos gustos en música. –Jonathan silva como diciendo ¡oh vaya! – a veces lo extraño y, ¿cómo no hacerlo? él era parte de mi vida. Esa canción me hace recordarlo, sentir que lo tengo un poco más cerca. – ¿no crees que exageras un poco? –puede que sí, pero la canción tiene un significado para mí, no me importan los demás. –me agradas. –ya me han criticado suficiente como para darme cuenta de que a veces las críticas son solo palabras sin significado. –estoy totalmente de acuerdo contigo. Dice levantando la aguja para dedicarle una mirada sincera a la chica.

Extrañamente, Miranda se siente amada por primera vez en mucho tiempo, algo pasajero pero satisfactorio. –Personalmente creo que el solo significado de la frase sin tomar en cuenta la canción es, vivir para morir. Desde que nacemos nos preparamos para la muerte, sin esperarla o desearla… pienso que todos podemos escoger nuestra misión de vida. Yo vine para amar – ¿eso crees? Pregunta Jonathan sintiendo una ligera atracción por ella. –Amar la música y ver más allá de lo que una mirada esconde… o no. Dice, suavizando su expresión facial mientras va recorriendo el rostro de su tatuador con la mirada.

Jonathan limpia y cubre el área tatuada. Al levantarse, los audífonos de miranda se desconectan de su iPod y se escuchan lo susurros de “i will be silent”. – ¿Qué banda es? –over the ocean, seguro no la habías oído hasta ahora. –de hecho si, se presentaron en un café a unas cuadras de aquí. –me hubiese gustado ir. Dice en un suspiro. –sí. Dice Jonathan como queriendo decir algo más, pero se apena y vuelve a su mesa, mientras ella va a pagar.  

Miranda está a punto de cerrar la puerta, cuando él la detiene y se coloca frente a ella, que lo mira interrogante. Titubea unos segundos. – ¿quisieras acompañarme a tomar un café? Preguntó, tomando la mano de Miranda sin dejar de mirarla con sus hermosos ojos pardos. Ella cierra sus ojos y entrelaza su mano bajo el antebrazo de Jonathan. Los abre y se encuentra con una sonrisa masculina que derrocha sensualidad. Ella aceleradamente le planta un beso a milímetros de los labios y responde. –Me encantaría. Él la Abraza y le besa la mejilla... sin alejar los labios dice –eres la primera persona que despierta sentimientos en mi en mucho tiempo. –tú igual.