miércoles, 29 de octubre de 2014

Sonrie


En un momento de chispa e inspiración oigo “What Sara said” de Death cab for a cutie y comienzo a escribir.

Soledad. Esa desagradable sensación de estar acompañado y sentir que no hay nadie a tu alrededor.

Hoy, en mi curso estaba abstraída pensando en solo una cosa. El futuro; me contradigo una y otra vez, pero ahora lo veía claramente –de repente me siento ligera–. “No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes” o hasta que sientes que lo pierdes.

Me preguntaba por qué no seguía mis propios consejos, de no insistir en lo que puede no resultar, de no ser pesimista cuando tienes razones para sonreír.

Recuerdo que hace unos días, me encontraba decidiendo si empezar de nuevo o si valía la pena ignorar los contratiempos y seguir mi vida. En el momento, ambas opciones sonaban tentadoras pero, la realidad era (siempre hay un pero) que terminaría decidiéndome por una tercera opción improvisada… una mezcla de ambas opciones. ¿El resultado? Desastroso, no lo recomiendo a menos que quieran ser víctimas de ustedes mismos.

Amor –suspiro–. Típico sentimiento que nos puede hacer reír y llorar a la vez. Típico sentimiento que nos hace sentir enamorados e iracundos a la vez. Típico sentimiento que nos hace sentir fortaleza y debilidad a la vez. Típico sentimiento que queremos sentir y a la vez no.

En resumen, nuestras vidas son impredecibles y hasta cierto punto bohemias –me atrevo a decir–  y a veces se necesita sentir dolor para aprender a valorar las pequeñas cosas de la vida en las que se alberga la felicidad y la inocencia.

A veces nos sentimos ingenuos cuando no estamos pensando en dinero, sexo o banalidades, pero es bueno de vez en cuando ser un niño de nuevo y disfrutar de las cosas más simples sin preocuparnos, o pensar en si lo que tenemos durará, sino que nos enfocamos en vivir el momento sin desperdiciar ni un segundo, una risa o una lágrima… que puede ser nuestra maestra más sabia.

Ama y ámate, disfruta. Rompe una que otra regla de vez en cuando, así desafiaras a la rutina y escaparas de la monotonía.

lunes, 27 de octubre de 2014

Una gota de lluvia


Hoy de camino a la universidad. En medio del tráfico y mucha lluvia, el frío me hacia temblar. Fue entonces cuando de la nada me di cuenta de que en cualquier lugar en el que estuviese sería igual.

Las lágrimas, las risas, la luna, lo placentero del amanecer, hasta los besos; para mí, todo varía según las personas con las que esté y los sentimientos que sienta hacia ellos. No según el país o ciudad... eso es lo de menos.

Hace unas semanas una amiga me propuso mudarnos lejos y empezar de nuevo por nuestra cuenta. Sonaba tan hermoso como difícil.

Mirar a alguien que no puedes tener, que esa persona sea la principal de las razones para irte y abandonar toda tu vida para volver a empezar. No sabía qué hacer ni por dónde empezar para no alejarme de esa persona –más de lo que ya estaba, claro–.

Entonces en voz alta dije –no creo en el destino… pero todo tiene su tiempo. Mantenía la esperanza de que el amor llegase junto la felicidad –Que exigente de mi parte ¿no?–.

Decidí no apurar las cosas e intenté relajarme. Recién había oído el álbum “Plans” de Death cab for a cutie y me encantó.

Mientras trotaba me transportaba a un ambiente bohemio, y más aun oyendo aquel álbum. Pensaba en todo lo que me había estado quitando el sueño. A medida que avanzaba el disco, mi estado de ánimo iba cambiando… al igual que mi expresión facial. El redoble de tambores de la tercera pista me hacía imaginarme en cámara lenta.

Comenzó a llover, pero le reste importancia y seguí trotando –no podía desperdiciar aquel momento perfecto–. Como viñetas, recuerdos me venían a la mente, mis ojos lagrimeaban y los latidos se aceleraban. En ese momento solo deseaba entender a mi familia, que mi padre me aceptara por quien soy y no esperase de mi algo que no planeo hacer. Entre esos recuerdos pesimistas, una pizca de luz logró salvarme de una mala decisión que tal vez me costaría la juventud.

Acabé por aceptarlos y aceptarme como soy. Todos nos equivocamos y pues, no hay de que avergonzarnos ya que de los erroes aprendemos a alcanzar el éxito. A mis verdaderos amigos, los considero parte de la familia. Me han enseñado a tener la frente en alto en los momentos que mas lo necesito. Los amo y no los cambiaría por nada.

Nunca olvidaré aquella tarde en la playa cuando juntos estabamos cantando cantando “Your heart is an empty room”.

No hay mejor amistad que la que no se olvida.




lunes, 20 de octubre de 2014

Sin rumbo, una meta.


Me encontraba en la carretera, conduciendo a 100 km/h sin rumbo, solo con una canción y una utopía en la maleta.

Claramente, las cosas que hice en el pasado no van a desaparecer huyendo de la realidad, pero tal vez la realidad es mi pasado. No lo se, yo siempre fui de esas personas que se enamoraba sin medida; para mí el amor es sentir la verdadera felicidad… pero ¿Cómo reconocer la verdadera felicidad?

Recientemente alguien que amo pero está muy lejos me dijo “tengo amigos a los que veo poco, pero a ti no te puedo ver nunca”. No sé cómo describirlo, tal vez él

es lo que yo siempre había querido, alguien que me hiciera sentir la calidez de una familia, lo auténtico de la amistad y lo fino del amor. Quizá en unos años cuando lea esto pensare que quizá exageré, pero es así como me siento ahora.

Escuchar su voz, ver su rostro…  sus labios, sus ojos –suspiro– y no poder tocarlo ni besarlo. Una tortura.

En varias ocasiones me dijeron –de tantas personas que conoces, lo prefieres a él que está lejos. Y yo dije –si, él me gusta mucho más que cualquiera de los que he conocido. “Siempre quieres lo que no puedes tener” oí a modo de suspiro.

Un día hablando por videollamada me dijo –por qué tenemos que estar tan lejos. Pronto se quedó dormido y yo no quise colgar. Su rostro tan relajado e inocente no me dejaba pensar más que en él. Comencé a llorar, lo veía de reojo y en mi cabeza un debate surgió. Al cabo de unos 20 minutos –se  mueve– haciéndome dar un respingo. –Se ve tan hermoso. Dije hacia mis adentros dejando expuesta una media sonrisa mientras ladeaba mi cabeza.

 ¿Cómo le prometes a alguien que ahí estarás? que tus sentimientos no cambiaran… que por fin estarán juntos.

Superando obstáculos, sin olvidar la meta.

Si como dicen “Fácil viene, fácil se va” pues al contrario “Difícil viene, difícil se pierde”.


sábado, 11 de octubre de 2014

Cartas a Evan


Hola Evan, sé que probablemente ya no quieres saber nada de mí pero necesito escribirte. Ya casi no puedo dormir sin pensar en ti y… extrañarte por supuesto.

Solo quería que supieras que tenías razón (como siempre) nadie vive sin ser odiado y pocos mueren sin ser amados. Nos enfrascamos tantos días de nuestra vida en encontrar el amor y luego descubrimos que solo buscábamos felicidad, porque la sociedad dice que en el amor esta la felicidad. Ahora que ya no te tengo, lo entiendo. Justo como aquel famoso dicho “no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”.

De todos los altibajos que he tenido en mi vida tú has representado loa mayores altos y los mayores bajos. Eso es bueno aunque no lo parezca, tú eres tan parecido a mí; siempre me aconsejaste para mejorar, no sabes cuánto te lo agradezco.

Estaba reflexionando hace algunos días sobre el por qué no había podido olvidarte. Enseguida recordé ese día cuando casi llorando me dijiste que si no funcionaba conmigo te quedarías solo, que ibas a dejar de intentar encontrar el amor. No quería que eso te pasara apenas tienes 26 años. Eres tan joven y guapo… no te mereces una vida en soledad como la mía.

Piénsalo, espero con ansias tu respuesta.

                                                                                                                                              Con amor, Eliana.