Hola Evan, discúlpame por no
haber respondido tus cartas antes. Estos últimos 6 meses han tenido muchos
altibajos. Me preguntaste si había conseguido lo que buscaba, pero la verdad es
que conseguí algo que no sabía que podía encontrar.
Recordé las palabras mágicas
de una persona que en silencio guía mi vida. Una persona cuyas palabras quizá
di demasiada importancia o aún más probable, nada de importancia.
¿Nunca te has sentido como
que todo en tu vida es excelente, tu trabajo, tu familia, tu pareja… incluso tu
perro? Bueno, sobre eso aprendí que solo puede significar dos cosas, que a la
vez me hace citar mentalmente la creencia de una mujer que en ese momento creí
poco positiva y demasiado pragmática.
La cosa número uno, es que
si todo parece que está en su lugar es porque algo no estás viendo y la cosa número
dos, es que hay algo que nos negamos a aceptar. Ya sea porque nos gusta lo que
tenemos o porque nos disgusta pensar que no es lo que parece.
Seguramente con el tiempo
añada más números a esa lista, pero por el momento esos son los pilares, y
lamentablemente no está en nuestro poder que las cosas con la familia estén siempre
bien porque al fin y al cabo una familia no se compone por una sola persona y
al todos pensar distinto, siempre habrá una razón para discordar o por el
contrario, llegar a un acuerdo sincero. Sin embargo, el trabajo generalmente
depende de tu desempeño. Buen desempeño, buenos resultados, mal desempeño malos
resultados. El amor por otro lado Evan, es un poco de ambos y de otros aspectos
que se añaden a ese sentimiento.
Sabemos que si el sentimiento
está ahí entonces los hilos rojos del destino, aunque anudados puedan estar, su
camino no podremos separar ¿verdad? Eso quiero pensar.
Hoy sentí algo que se siente
pocas veces en la vida y es incluso más latente que un corazón roto, es esa
sensación, ese pequeño fuego que mantiene tu cuerpo en movimiento… pensando
disruptivamente, no literalmente. Me refiero al alma.
Un corazón roto necesita amor
para curarse y aún así no se recupera del todo, las cicatrices quedan ahí
para recordarnos lo que hicimos y lo que no. Cuando el alma se quiebra Evan… es
como cuando tomas un gran puñado de arena en tu mano y a medida que vas acercándola
hacia arriba te das cuenta que ya no queda ni la mitad de arena que creías tener.
La esencia de tu
personalidad va desvaneciéndose, no cambiando ni evolucionando, solo muriendo. Los ojos de tu alma no lo ven las cosas ni grises ni de colores, solo una perspectiva muy concreta de un recorrido finito, una estadía temporal en
ese hotel que llamamos cuerpo en ese país que llamamos vida.
Gracias por seguir preocupándote
por mí, aun cuando pareciera que yo no lo hacía por ti.
PD: encontré un lugar donde
ser yo misma no es un pecado. Porque en un lugar donde todo te corrompe nada es
lo que esperas que sea.
Con carino,
Eliana.
Con carino,
Eliana.