8:00
Lynn entra
al auto, con el desayuno a medio comer. En la radio suena “Archie, marry me” de
Alvvays de camino a la universidad.
10:45.
Termina la clase.
Se despide
de sus compañeras y va retocarse el maquillaje antes de su reunión con un
cliente. Recibe un texto – ¡Hola! Lynn ¿dónde nos vemos hoy? – Lo lee y justo
antes de responder se presenta su cliente.
11:45. Él
se desespera y marca por décima vez a Lynn.
Matt – ¿dónde
estás? Llevo esperando como…– Lo interrumpe –voltea Matt–. Se saludan y suben al
auto. El tráfico les da tiempo de hablar, ponerse al día. En secreto se desean
mutuamente, por fortuna son grandes mentirosos así, en este caso pasan
desapercibidos entre los conocidos.
Llegan
a casa. –Lynn ¿qué veníamos a hacer? – Ella lo desnuda con la
mirada. –Ibas a reparar mi laptop– él
sostiene la mirada con ella y responde mientras coloca sus manos en la cadera
de la chica –Es cierto– Matt está inmerso en la computadora cuando de pronto, siente
un escalofrío en el cuello… luego torpes intentos de desabrochar su pantalón.
Los besos en el cuello se vuelven más intensos y el placer hace su tan esperada
aparición en el dormitorio. Lynn levanta los brazos frente a Matt, él le quita la blusa, el brassier, besa sus pechos, haciendo que ella arquee su espalda. En unos momentos están quitándose el resto de la ropa y acercándose
cada vez más a la cama.
Ella gime
sin cesar sobre el hombro del chico, el innegable encuentro carnal fluye con frenesí. Él la sujeta con gran fuerza, como si sus brazos no quisieran dejar ir
al cuerpo que sujeta, a esa chica que conoce todos sus deseos y adivina hasta
sus más extrañas fantasías. – ¿qué haremos cuando tenga que irme Lynn?– ella cambia
de posición a una más dominante –no pensemos en eso, vive el momento– susurró a
su oído y posteriormente haciéndole un oral que hace el tiempo más rápido, las sensaciones
mas intensas, las caricias más atrevidas, él la recorre desde los muslos pasando por los glúteos,
estimula su clítoris, ella gime fuerte… clímax.
Exhaustos
se tumban en la cama nomás que a mirarse a los ojos, reviviendo lo sucedido
hace unos segundos, devolviéndole la inocencia a las caricias. Dulces besos en
la frente.
Colocan música,
suena “Walking on a pretty day” de Kurt Vile. –Eres increíble– Lynn se muerde
los labios, desvía la mirada tímidamente, se levanta abrochándose la blusa. – ¿A dónde vas?– Se coloca una última vez
sobre él, mueve su cadera de manera envolvente con intenciones de despedirse, besando su cuello, tocando su pene, besándolo, una felación es inminente.
15:00. Se
despiden.
Lynn –justo
esto necesitábamos– Matt –sexo– Lynn –no, una tarde de placer con
nuestros demonios– Matt – ¿de qué hablas?– ella suspira –no lo entiendes ¿verdad? yo soy uno de tus demonios– Matt –No lo digas de esa manera– Lynn –no hay otra manera de decirlo, soy todo lo que amas y por eso me odias, por eso no hay un "tú y yo"–
El resto del día se torna extraño, Matt concilia el sueño temprano.
Un ruido ensordecedor, seguido de una luz blanca segadora…
el despertador, la luz del amanecer filtrándose por la ventana.
Solo otra vez.