3:00 am.
Alissa se forzó a despertar de una pesadilla. No quiso seguir durmiendo, se vistió mientras esperaba a que Blake contestara a su
celular –¿Hola? –Te invito a desayunar. –Claro, solo déjame terminar de despertar.
–Nos vemos en media hora. –Claro, claro. Cuelga y vuelve a la cama.
Se viste y guarda una muda de ropa en un bolso mediano. Blake
llama –¿Voy a buscarte? –ya estoy saliendo, nos vemos allá. –Está bien, o mejor
podemos… -Blake cuelga. –irnos juntos. Dice el chico tomándola por la cintura.
Ella muestra una sonrisa sutil e intenta involuntariamente de besarlo. –ya me
rompiste una vez la nariz por intentar besarte, no me volverá a pasar. –lo siento,
no sé por qué lo hice. –No sabes por qué intentaste besarme o no sabes por qué
me rompiste la nariz. Momento de silencio. –¿ambos? Él respira profundo apretando
sus puños –está bien, no tiene importancia. –lo siento. –no te disculpes.
Entran al café para tomar su desayuno. Piden lo de siempre,
waffles. –y bien, ¿me dirás por qué después de tantas veces que has rechazado
mis invitaciones, hoy fuiste tú quien me invito? –me di cuenta de algo –¿te gusta tu mejor
amigo? esperaba algo mejor de ti, algo peligroso. –no me gustas, solo vine a
preguntarte si querias mudarte conmigo. –¿Qué dices? Eso es como decir “no me
gustas, pero no puedo estar sin ti”. –no seas egocéntrico, sabes por qué te
necesito. –No me necesitas, me quieres –te tengo confianza, es distinto. –Me quieres
–cállate. –te necesito porque eres mi informante. –me quieres porque sabes que
te entiendo, es más, me necesitas porque… -ella interrumpe –porque no quiero
estar sola. Se le cortan las palabras a Blake. –oh, entonces va en serio. –así es.
–ven a mi departamento, es más grande. –me siento más cómoda en mi
departamento. –no siempre estarás en tu zona de confort Ali, deberías saberlo. –lo
sé. –entonces múdate conmigo. Llega la camarera a traer las bebidas –Disculpen
que me entrometa, pero hacen una linda pareja, amiga deberías irte con él, se
nota que es el paquete completo. Blake –Lo ves ¡hasta la señora, lo dice!...
estamos destinados a estar juntos. –gracias señora, lo pensare. Ella asiente
con la cabeza y se va. –¿ya decidiste? –por supuesto que no. Terminan su
desayuno.
Salen del café y se van a una plaza para sentarse y
conversar.
Momento de silencio incómodo. –si aún no has decidido… ¿Por
qué el bolso? –son armas. –Ali, las bragas solo son armas cuando las sabes usar.
–hablo de armas de fuego. –ábrelo. –no lo abriré, no es un lugar para –¡cuidado!
–¡ah! Se distrae y él logra tomar el bolso. Lo abre. Alissa se sonroja. –¿ya tenías
planeado quedarte conmigo? –no a vivir, es solo que necesitaba estar con
alguien. –entonces vámonos, te mostrare el departamento.
En lugar de eso, se desvían. Tal vez a propósito. Van a
varios bares a catar, de allí a una discoteca y de allí, finalmente al
departamento de Blake. –el baño esta al fondo, por si quieres ducharte. La
cocina está a la derecha y los cuartos están arriba. Es tu casa. –gracias Blake,
que dulce. –¿a que se debe todo esto Alissa? El cambio de actitud, de la nada
comienzas a notarme… intentaste besarme. –me canse de ser invisible. –¿de qué
hablas? Los hombres te buscan, las empresas te buscan y hasta los mafiosos te
buscan. –No lo entiendes, no tengo identidad. Para ti soy Alissa, para los
empresarios soy Elizabeth y para los mafiosos siempre uso un alias. –es la vida
que te toco. Yo no me quejaría, tu vida es emocionante. –no lo es cuando tienes
que mentir para sostener otras mentiras y no meter la pata. –eso lo puedes
cambiar. –ese es el problema, no sé qué hacer. -rompe en llanto. –por eso te
llame a ti, eres el único con el que puedo hablar sobre esto. –te ayudare. –¿cómo?
Tendría que empezar todo de nuevo. –así es. Él la silencia con un beso.
Una mirada penetrante los deja mudos por unos segundos hasta
que Blake rompe la tensión con un susurro. Se acercan al sofá. Se intensifica el beso a
medida que se desvisten –esta es tu solución a todo ¿cierto? –no estoy seguro
de que esta vez funcione. Los impactos van disminuyendo la velocidad. Llegan al
orgasmo. Ella cierra los ojos, siente como todos los problemas desaparecen,
recuerda cómo conoció a Blake (parte III) esa misma sensación, ese escalofrío que
se siente al ver u oír algo que te gusta. Alissa abre los ojos y suspira –si funcionó.
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