martes, 15 de julio de 2014

Pasion de un profugo.


Aruba, 19: 20.

Wesley, de 21 años, visita la isla por primera vez con intenciones de quedarse. Es un muchacho de pocas palabras que escapó de su hogar hace dos años y es semi-nómada desde entonces; ha vivido en Moscú, Londres, India y Costa Rica. No se ha estabilizado no porque no quiera hacerlo, sino que es perseguido por sus propios padres desde que dejó casa. Y no precisamente porque lo extrañan, sino porque la sangre del muchacho es muy preciada para sus experimentos, la necesitan y necesitan seguir con las pruebas.

Finalmente está tranquilo, al menos por unos meses hasta que consiga estadía en otro lugar. Wes va a las tiendas para cambiar de ropa y luego a cortarse el cabello. Comienza a llover. Todo a su alrededor pierde volumen y dimensión. La lluvia es algo que no había disfrutado hace mucho, había algo en ella que lo hacía sentir libre por primera vez en dos años. Vuelve a su hotel, desempaca y más tarde decide bajar al bar.

A eso de las 23:46 el muchacho pide otra ronda de cuba libre. Ve un par de personas vestidas totalmente de color negro, con lentes oscuros y sombreros. No está seguro si vienen por él, pero decide no arriesgarse y salir del hotel a caminar. Una chica corre desesperada del otro lado de la calle; él sigue con su camino intentando no involucrarse. Unos minutos luego, la pierde de vista y suspira de alivio. La misma chica se le aparece de frente –¡ayúdame por favor! Me están siguiendo. –Lo siento, no puedo ayudarte. Tendrás que llamar a la policía. Ella lo toma por los hombros. –Ellos quieren matarme y la policía me entregaría a ellos, están de su lado. Wesley piensa en sus padres y pierde el control –¿¡Quién eres y por qué te siguen!? –me siguen porque escape de un esposo abusivo con mucho poder. Yo soy su juguete, él me hace… –lo siento, no me importa saber. Suerte con eso, no puedo ayudarte. –¡por favor! –búscate otro esposo, cambia tu nombre y apariencia, ¡no eres la única con problemas! La chica lo piensa, deja salir algunas lágrimas, pero aguanta y se va sin decir nada más.

Cien metros más tarde –¿quieres ser mi esposo? Grita la chica a lo lejos. Él la ignora y entra al hotel. Ella lo sigue. Se dirige a la recepción –disculpe señorita, ¿ha visto a un hombre alto de cabello negro con una camiseta de los Rolling Stones? –es un huésped. –¿Podría decirle he venido a verlo? –por supuesto. Repica el teléfono. –no contesta ¿quiere dejarle un mensaje? –no, gracias. Aquí esta. -Abraza a Wes simulando noviazgo. Él la aparta –¿Qué haces aquí? Vete. –déjame quedarme contigo y no te molestare más, lo juro. –no me pidas dinero, ni que te acompañe a ningún lado. –¡gracias! –no te ilusiones, si me haces molestar te echaré. –Prometo no molestarte. –está bien, dile a la recepcionista que te agregue a la cuenta y te de una llave. –claro. Wes, susurra “¿en qué problema me metí ahora?”. –¡Listo! Dice la chica sonriente –woho. Respondió el muchacho sin ánimos.

Llegan a la habitación.

Bien tu lado es el izquierdo, no me toques ni me pidas que tengamos relaciones –¿te refieres al sexo? –no lo llames así. –¿sexo? –deja de decirlo. –¿eres virgen? –deja de hacer tantas preguntas. –¡oh por dios! Eres virgen. –no, pero la última chica con que lo hice murió ¿de acuerdo? Silencio total. –mi lado es el izquierdo, entendido. –gracias. Ambos se acuestan e intentan dormir.

Tras el desayuno, Wesley sale a trotar y como cachorrito Amy va detrás de él. Un hombre toma a Amy por los brazos y antes de poder atarla, ella lo patea en la ingle. Se desata lanzando varios golpes hasta dejarlo inconsciente y corre en sentido contrario a Wes. Él la sigue. –¿Qué fue eso? –me encontraron, hay que cambiarnos de hotel. Dos hombres armados y con silenciadores se le acercan para acorralarla, ella sigilosamente toma a uno de ellos por la muñeca y dispara, aun sosteniendo al hombre le dispara al otro. Ambos desangrándose en el suelo; ella frota con gel anti-bacterial la mano derecha del primero. –¿estás loca, qué haces? –baja la voz, estoy borrando mis huellas. El chico mira a los lados, desesperado. –Agente encubierto del FBI. Dijo mientras mostraba una placa falsa. Llamen a la policía local.

Dejan el lugar de inmediato y rápidamente se cambian de hotel.

Wesley –por qué te preocupa que te sigan si eres agente del FBI, diles que se encarguen. –no lo soy, la placa es falsa. –oh, entonces es momento de separarnos. –no, no lo es. Respondió mientras apuntaba a la frente del muchacho. –oh no, si no morí en estos dos años no me va a matar una niña ingenua. –mejor cierra la boca. -Con un movimiento simple, Wes disloca el hombro de la chica haciéndola soltar el arma. –¿segura que quieres matarme? Eres buena actriz, pero no llegas más lejos de ahí. –Cuando tienes un esposo como el mío, saber actuar es indispensable. –todas las mujeres actúan. –una mujer enamorada no actúa. –vamos a un médico a que pongan tu hombro en su lugar. –no es necesario. Ella lo hace en unos segundos.

Recostados en la cama surge una pregunta –¿Por qué mataste a la última chica con que te acostaste? –no la mate, murió. –¿así de grande lo tienes? –no murió por el tamaño de mi pene. –Entonces ¿cómo? –mis padres hicieron muchos experimentos en mí, de niño era muy enfermizo. –¿y qué? –mi sangre es diferente, si transfiero saliva, sangre, sudor o… semen a un huésped que no es compatible conmigo, muere. –entonces si hago esto… ¿muero? -Amy le baja la cremallera del pantalón y acerca su boca. Él se levanta de un respingo de la cama. –¿eres suicida o qué? –Tal vez soy compatible con tu tipo de sangre. Dijo mientras lo recostaba a la pared y besaba su cuello. Se siente bien –pero se aleja igualmente. –¡oh vamos! Algo de sexo te vendría bien. –no ahora, aun no llega el mediodía y ¿ya tienes ganas? Además puedes morir. –no me importa, si no muero ahora, me mataran eventualmente. Prefiero morir de una manera placentera. –Lamento decepcionarte, pero aquella chica murió lenta y dolorosamente en un hospital. No creo que quieras morir así. Amy –¿quieres almorzar?

Pasan varias horas en silencio.

Van a la dormir y a la mañana siguiente, Wes siente placer. Luego reacciona –¿¡Qué haces!? –un oral. –no lo hagas. -ella cubre la boca de Wesley con su mano. –No hables, no pienses, solo sígueme la corriente. –no sé cómo hacerlo.

Suena “Game of Love” de Daft Punk, “Guilty kisses” de Ilya, “Love is blindness ” de Trespassers William, entre otras canciones de la playlist. Wes la toma con fuerza por la cintura con una  mano y con la otra cambian de posición, el arriba, ella abajo. Comienzan con suaves embestidas -ella le rodea el cuello con los brazos mientras sus cuerpos rozan. Se coloca sobre su miembro haciendo masajes eróticos.
Oral; en el suelo; recostados en la pared; de vuelta en la cama y 69. Orgasmos continuos. Jadeos que como suspiros, acarician los labios de Wes. Tomándose de las manos, un abrazo y en un intento por besarse otro orgasmo los interrumpe. Amy queda sensible las caricia. Un trabajo de manos cubre todas las expectativas de la chica. Por último, un beso en la frente. Oyen “I want you” de Lotte Kestner. te dije que no sabia cómo hacerlo. Comentó sarcásticamente, sacándole una sonrisa.
Amy –¿qué haremos ahora que saben donde estamos? –Sobrevivir. Respondió mientras la abrazaba.

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